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VIDA Y OBRA DEL PADRE JUAN MARIA DE SALVATIERA

VIDA Y OBRA DEL PADRE JUAN MARIA DE SALVATIERA

Raul Villalobos 04-10-2019

En el marco del 322 aniversario de la fundación de Loreto

Juan María de Salvatierra y Vizconti nació en Milán, Italia, el 15 de Noviembre de 1648 y murió en Guadalajara, Jalisco, México el 17 de julio de 1717. Su padre era español y su madre italiana, era de ascendencia noble, pues provenía de los Duques de Milán. Sus estudios los realizó en un colegio jesuita de Parma. Su más grande legado es ser el Padre fundador de la Misión de Nuestra Señora de Loreto de Conchó, considerada como "Cabeza y Madre de las Misiones de la Alta y Baja California". Además fue el fundador del primer asentamiento español que prosperó en las Californias.

A los 17 años tomó la decisión de seguir la carrera eclesiástica, ingresó a la Compañía de Jesús en Génova, Italia, y le enviaron a México en 1675, en donde terminó sus estudios en el Colegio Mayor de Tepotzotlán, (en el actual Estado de México). Durante varios años impartió la clase de retórica en el Colegio de Puebla.

Solicitó y obtuvo permiso para impartir el evangelio entre los indios tarahumaras en el norte de la Nueva España, fue destinado a la Misión de Chínipas en lo más recóndito de la sierra tarahumara del hoy estado de Chihuahua, vivió entre ellos por espacio de diez años dedicado a pacificar y reducir a la civilización a los nativos, fundando varias misiones en el lugar.

Posteriormente fue nombrado Visitador de Misiones en Sonora y Sinaloa, y allí en 1691, al recorrer las misiones que estaban a cargo del Padre Eusebio Francisco Kino, se enteró por éste de las condiciones en que vivían los indios californios. Allí le nació la idea de no descansar hasta lograr la conquista espiritual de los nativos, y tomaron el propósito de restablecer las misiones en las Californias, lugar que no había podido ser conquistado por la espada.

Con fervor misionero iniciaron los trabajos para obtener los permisos y los elementos materiales para llevar a cabo la empresa. A finales de 1696 el padre Salvatierra fue llamado a la ciudad de México por el Provincial de la orden, donde se le comunicó que se le otorgaba el permiso y se les daban las licencias necesarias para proceder a la evangelización de California. Sin embargo, se le comunicó que por el momento y dadas las circunstancias en que fracasaron todos los intentos anteriores de colonizar esas tierras, y en vista de que la última expedición de la que había formado el Padre Kino había costado una fortuna a la Corona, no habría esta vez ningún tipo de ayuda y correría por cuenta del propio Salvatierra el obtener el patrocinio necesario para el transporte, alimentación y seguridad de los misioneros y sus auxiliares.

Dice el Padre Francisco Javier Alegre en su obra "Historia de la Compañía de Jesús en la Nueva España": Luego que el Padre Juan María se vio autorizado con la licencia del padre provincial para emprender aquel viaje, no pensó más que en buscar, como se le mandaba, los socorros necesarios. Entre muchas ricas y piadosas personas que ya desde antes le habían ofrecido su ayuda, juntó en breve tiempo quince mil pesos. Se singularizó la piedad de los Sres. D. Alfonso Dávalos, conde de Miravalle y Don. Mateo Fernández de la Cruz, marqués de Buena Vista, que dieron cada uno mil pesos en efectivo. De los otros trece mil los tres se juntaron en efectivo y los diez en promesas de diferentes republicanos. Don. Pedro Gil de la Sierpe, Tesorero de Acapulco, ofreció proporcionar una galeota para el viaje y otro bastimento para el transporte de víveres.

Prosigue el Padre Francisco Javier Alegre: A costa de no pocas vergüenzas y desaires que tuvieron que soportar los padres Salvatierra y Juan de Ugarte, que se le dio desde luego por compañero, juntaron otros nueve mil pesos que ofrecieron algunos piadosos para los cinco primeros años. La ilustre congregación de los Dolores, fundada en el Colegio de México algunos años antes, a diligencia del Padre Vidal, su fundador y primer prefecto, dio diez mil pesos para que con sus réditos se sustentase uno de los misioneros y para otros dos dio veinte mil pesos. Don. Juan Caballero y Ocio, presbítero de Querétaro ofreció al Padre Salvatierra pagar cuantas libranzas vinieran de California firmadas de su mano

Sobre tan sólidos cimientos se procedió a pretender del virrey Don. José Sarmiento y Valladares, conde de Moctezuma, que desde el año antecedente gobernaba el Reino, la necesaria licencia para aquella expedición.

El fiscal del rey se opuso fuertemente a que se les otorgara la licencia debida, apoyado en cédulas reales que vedaban intentar de nuevo colonización alguna en California, Sin embargo, el Padre Salvatierra hizo valer el interés de la iglesia por la evangelización de los nativos, y el hecho de no pedir nada que afectara el tesoro real, fue motivo que el día 6 de febrero de 1697 recibiera la ansiada licencia.

Pronto aprendió el Padre Salvatierra la lengua de los nativos y gracias a la amabilidad con que trató a los californios, la Misión prosperó y en los siguientes siete años los jesuitas establecieron seis Misiones más a lo largo de la costa del Mar de Cortés. En 1704 el Padre Salvatierra fue nombrado Padre Provincial de la Compañía de Jesús, por lo que tuvo que ir a residir a la ciudad de México, pero al concluir su gestión regresó a las Misiones en Baja California.

En 1717 recibe el llamado del virrey Marqués de Valero, en el que se solicita proporcionar material para la redacción de un libro sobre la "Historia de California" que el rey Felipe V había ordenado escribir. Aun cuando estaba enfermo, el Padre Salvatierra obedeció la disposición real y salió de Loreto el 31 de marzo acompañado del Coadjutor Jaime Bravo. Al llegar a Tepic se agravaron los males que padecía de mucho tiempo atrás, siendo necesario transportarlo en camilla a Guadalajara, donde murió el 18 de julio del citado año.

Fue sepultado en la Capilla de la Virgen de Loreto, que él mismo había mandado construir en Guadalajara, capital de la Nueva Galicia, cuando era rector del colegio jesuita de esa ciudad.

El Padre Juan María de Salvatierra es considerado como apóstol de las Californias. El escudo oficial del estado de Baja California muestra la imagen de un misionero, en cariñoso recuerdo a la obra misional de quienes llevaron la civilización cristiana a esas tierras olvidadas.

El Padre Salvatierra escribió "Cartas sobre la conquista espiritual de Californias" (México, 1698) y "Nuevas cartas sobre Californias" (1699), ambos textos fueron usados por el padre Miguel Venegas para escribir su "Historia de Californias". En el Archivo General de la Nación (México), se conserva copia de su correspondencia epistolar.

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